miércoles, 21 de octubre de 2009

"Luz de libertad", de Ismael Cruceta

Un autor novel, una historia. No hay más. La primera novela de Ismael Cruceta consta de unas doscientas páginas monotemáticas: la triste pero exitosa vida del actor Julio Silva, que va ligada al amor de su vida, Inés, y a su mejor amigo Ramón; personajes que, aunque importantes, están poco definidos.

En la vida de Julio Silva todo son éxitos, todo son metas conseguidas sin grandes dificultades de por medio, nada. En el amor, en su carrera profesional como actor reconocido mundialmente, en todo lo que se propone. Incluso él mismo nos dice ser guapo y atractivo, con varias pimpinelas babeando por él. Tanto es así, su vida resulta tan fácil de seguir, que para el lector resulta poco creíble. Demasiado bonito para ser cierto. Y para que una novela sea buena debe ser creíble, incluso aquellas que pertenecen al mundo fantástico y que describen elfos y monstruos habladores en sus páginas.

Y, sin embargo, el protagonista no deja de quejarse, constantemente. Desde el mismo instante en que su novia perfecta lo deja después de un lustro estando juntos (y esto es, digamos, el único fracaso del chico) se confiesa muerto pese a estar vivo. Todo porque dice no poder superar su ruptura con la chica, Irene.

Por supuesto, exagera. Y es que, una vez se decide a ir en su búsqueda, pasados muchos años y con varios triunfos a sus espaldas conseguidos durante su no-vida, las quejas no desaparecen. Reconstruida de nuevo su relación con Irene, sin por supuesto ninguna dificultad que no pueda solventarse con dinero, la agonía de Julio Silva persiste, como si el protagonista se negase a ser feliz a pesar de su vida perfecta. Con Irene o sin Irene, con el cine o sin él, sus dos amores, sus dos pilares; incluso con ambas cosas dudo que se sintiera finalmente vivo, según él siempre le faltaría algo, alguien, para poder sentirse vivo.

La historia da un giro importante en la tercera parte, un cambio a mejor –para el lector- en la que la actitud de Julio se torna sorprendentemente positiva a pesar de encontrarse en la peor situación posible. Es aquí donde finalmente se puede reconocer a un personaje humano, donde uno puede compartir sus sentimientos, poniéndose en su piel.

Pero si bien está escrita y consta con una humanidad más que adecuada, esta última parte del libro contrasta fuertemente con el resto por su incoherencia: el famoso actor se deja derrotar. Abandona finalmente sus dos amores sin los que confiesa no poder vivir por ser fiel a unos ideales que, curiosamente, no ha mencionado en toda su biografía.

Pese a todo, aunque esta crítica pueda sonar bastante negativa, pongo mi fe en este joven escritor, porque no negaré que la novela está bien escrita, que se nota que su autor le ha puesto ganas, que le ha querido dar un toque profundo, dotarla de unos sentimientos humanos que, al final, conscientemente o no, es lo que buscamos todos al leer. Pongo mi fe en él, digo, porque soy de las que piensa que nadie nace aprendido, que escribir es difícil y más aún contar y expresar las ideas de uno mismo, lo que uno quiere mostrar. Así que dejo claro que es la historia la que no me ha convencido, no su autor. Esperaré una segunda obra para hablar mejor de ella –y de él-, porque seguro, sin duda, notaré su evolución.

5 comentarios:

Iraya Martín dijo...

Magnífica reseña, coincido contigo en un buen númemro de cosas y has hecho un estupendo análisis del libro. En mi opinión, toda esa falta de argumentos del protagonista para hacer lo que hace se lo adjudiqué a su condición de hombre. Tal vez es una opinión algo sexista pero es que no logré entender a Julio.

Antonio dijo...

Bueno, yo he de decir que no comparto ni tu opinión ni la de Elwen.
Yo sí entiendo a Julio en todo lo que hace, creo que su narración es bastante clara, (igual, claro, es que soy hombre).
Dices que su historia no es creíble, ¿Por qué? a mí si me lo parece. Según cuenta su autor, es la historia de un hombre que tiene talento y que hace lo que quiere hacer con esfuerzo y talento. Yo comparto esa idea de que una persona puede hacer y llegar a donde sea si se esfuerza en conseguirlo. Si no, ¿que nos queda?
Y se queja, claro que sí. Yo tambien me quejaría, ¿como no?, ¿De qué sirve una vida de éxito si no tienes a alguien al lado para compartirla?, ¿Entonces de que estamos hablando?
Para mí, esta historia es un canto a la amistad en Mayúsculas, a nuestro Madrid y por supuesto al amor, al de verdad, al más puro, a ese que solo se siente una vez, el que no logra sentir todo el mundo, el que te vuelve loco... y en ese sentido, este autor lo narra de una manera brillante, por como van sucediendo los acontecimientos y por la vida entera de Julio Silva.
En fin, creo que ha quedado claro que a mí sí me gustó la novela.

César dijo...

Buenas Judith!
No sabía que tuvieras un blog propio. Ánimo y suerte con él!

En cuanto al libro, ya son varios blogs en los que veo su reseña, y esta bien eso de la disparidad de opiniones.

Te enlazo a mi blog. Espero que este espacio se llene de buena literatura

Iraya Martín dijo...

Antonio cada vez creo más que las mujeres le damos más vueltas a todos esos sentimientos xDD

Unknown dijo...

Elwen, gracias por tu comentario. Me alegra saber que hay alguien que comparte mi opinión, o al menos parte de ella. Empezaba a sentirme un poco rara pensando diferente.

Antonio, no sé que decirte sin repetir lo que ya he puesto en el post. Quizá Elwen tenga razón y todo radique en que las mujeres tenemos una visión distina del mundo que los hombres.

¡César! Pues ya ves. Sí tengo blog propio pero, además de que es bastante reciente, con LyL lo tengo un poco descuidado... ¡aish! A ver si me pongo las pilas :)

¡Un saludo a todos!